jueves, 4 de marzo de 2010

Qué es de la vida de: Bompty Boo, el auto pequeño con quien puedes conversar

Bienvenidos nuevamente a este poco iluminado rincón del cyberuniverso, donde ni las Leyes de Newton son respetadas. Hoy, retomamos esa sección que algunos familiares piadosos nos dijeron "estuvo buena". Sí, ese tema que, luego de Ricardo Fort, es el que más atrapa a la sociedad, qué es de la vida de Bompty Boo.

Bompty Boo, uno de los tantos dibujos quemacocos que la inagotable factoría japonesa nos hizo llegar en venganza a las bombas atómicas.

A ver, a modo de ayuda memoria les damos un par de tips para que recuerden lo más importante del amigo Bompty en su viaje original llevado a la TV:
  • Nació de un huevo
  • Busca a su madre
  • Viaja con su amigo Ken
  • Un extraño bigotudo le quiere hacer daño por causas no del todo claras
  • Aspirar flores de amapola le da una fuerza mayor a la normal
  • Juega al fútbol de wing derecho
  • Y lo más importante, habla

Bueno, sin más vueltas, acá va como patada ninja, el "después" del conocido final de la serie. Quizá se les piante un lagrimón, o por ahí de la bronca intenten mandarnos virus por el mIRC.

Una vez Bompty logra encontrar a su madre luego de su periplo viajero, decide quedarse a vivir con ella en el norte del país.
Su querido amigo Ken regresa a su casa en en Londres, Catamarca, donde sus padres lo buscaban desesperadamente, creyendolo secuestrado por alguna clase de maligno y pedófilo pitufo Enrique.
Pero Bompty no estaría demasiado tiempo con su madre, el inquieto auto amarillo estaba dispuesto a dejar de lado lo que tanto había buscado por cumplir su sueño: ser el wing derecho de la selección de fútbol en el mundial 2006.
Lo que empujó a Bompty a tomar la dura decisión más rápidamente era que su madre, una traficante de CD's piratas, destinaba los pocos ingresos que generaba en la compra de desodorante de ambiente, los cuales gastaba rápidamente oliendo sus tóxicos residuos para obtener breves segundos de placer. Su cerebro estaba prácticamente licuado, y necesitaba altas dosis de Glade Campos de Lavanda para pegarse esos viajes que eran lo único que le importaba a ella, y a toda la sarta de autos parlanchines que estaban en ese oscuro negocio que casi funde a las disqueras.

NOTA: finalmente, algo mucho peor terminó de fundir a las disqueras: internet.

Bompty, quien no quería verse arrastrado en esos oscuros derroteros de falopa barata y CD's malparidos, decide tomar los pocos pesos que tenía ahorrados y dirigirse la Capital Federal, en donde esperaba ser recibido con los brazos abiertos.
Al llegar a la ciudad de Buenos Aires, Bompty se da cuenta de que no sería fácil vivir allí, la gente no era tan amable como en el norte. Además los precios de los garages se encontraban por las nubes, por lo que para conseguir un techo para vivir debe comenzar a trabajar como taxi.

Bompty en una difícil situación cuando la federal lo detuvo y su permiso de taxista todavía estaba en trámite. Nuestro amigo debió pasar un par de noches en el corralón municipal hasta que fue liberado.

Mientras tanto, Bompty deseaba cumplir su sueño, por lo que concurrió a diversas pruebas en varios clubes de la ciudad. En muchas de las mismas tuvo destacadas actuaciones, con goles y asistencias. Lamentablemente cuando los entrenadores realizaban el filtro final, obtenía siempre el mismo tipo de respuesta: "mira pibe, te veo bien, pero en el fútbol de hoy los wines han desaparecido, llegaste 50 años tarde. Eso sí, te puedo probar de doble cinco o como carrito para la camilla". Esto lo frustraba muchísimo, ya que Bompty no concibe un fútbol sin wines, y no está dispuesto a dar el brazo a torcer en su filosofía futbolera de "gambeta, desborde y centro atrás", por jugar en un fútbol degradado técnica y tácticamente. Optó seguir como taxi, pero con sus creencias firmes. Pensó que quizá el destino le jugara una buena pasada y le abriría una puerta. Nunca sucedió.

Bompty no se podía terminar de amoldar a la vida de la gran ciudad, la gente estaba demasiado acelerada, y su poco conocimiento de las calles hacía que se demorara mucho en llevar a sus pasajeros a destino. Además, las personas siempre desconfiaban de un taxi sin chofer, por lo que no ganaba mucho dinero, y los experimentos de poner un muñeco al volante causaron más pánico y estupor que otra cosa.
Para ahorrar unos pesos, debió someterse a una riesgosa operación de cambio de combustible, que lo haría consumir GNC, el cual es mucho más barato y rendidor que la nafta. Como consecuencia de esto perdió gran parte de ese pique corto y demoledor que lo hacía uno de los últimos wines vivos sobre el planeta. Luego de esta operación sus esperanzas en el fútbol profesional quedaron definitivamente truncas.
Para peor, no lograba entablar amistades verdaderas, los pocos autos parlantes eran de alta gama, y no se rebajaban a hablar con un mísero taxi. La soledad lo abrumaba, y ni esos picados en donde todavía despuntaba su pasión futbolera lo animaban. Llegó a hacer turnos de 20 hs sin detenerse, con tal de evitar pensar en la tristeza que sentía.
Dadas estas circunstancias, Bompty ve su vida inmersa en un profundo sinsentido, y comienza a aspirar esas flores que sus amigos del norte recomendaban no oler. Largas recorridas por el jardín botánico aspirando el polen de todo tipo, alejaban a Bompty de esa dura realidad que le tocaba vivir, pero a su vez lo hacían un conductor temerario, incluso para los parámetros de la locura porteña.

Bompty re pasado de aspirar amapolas, en uno de sus peores momentos, la parca estuvo varias veces muy cerca de visitarlo.

Es así que una lluviosa tarde de abril, el querido Bompty rozaría la muerte luego de embestir un carrito de choripanes cerca del parque de la costa. Afortunadamente no hubo heridos, pero el auto parlanchín debió someterse a costosos arreglos de chapa y pintura que su seguro cubrió solo parcialmente (que raro!).
Bompty se vio en el mismo lugar que su madre, y decidió no volver a repetir semejantes actitudes faloperiles. Pero aún continuaba sin encontrar el rumbo, sin saber cuál era el destino que debía cumplir ese auto con forma de maní nacido de un huevo. Probó como repartidor de pizzas, hombre empanada (o auto empanada, no sabemos cómo definirlo) e incluso se le animó a la comedia improvisada (con aceptables críticas), pero ninguna de esas actividades realmente lo llenaban.
Las semanas, los meses y los años pasaron como si nada, entre tonos grises que vagamente recuerda. Muchas veces pensó en volver al norte, pero sabía que allí tampoco estaba su lugar. Su vida se iba por el tobogán de la monótona rutina...
Hasta que un día, no hace mucho, y por un golpe de la casualidad, Bompty sube un particular pasajero para llevar a aeroparque, a quién no saben quién era???
Vamos, es fácil...
no, no era Megan Fox...

tres segundos...
tampoco era Ricardo Iorio...

dos segundos...
NOP!, no era Reinaldo Carlos Mostaza Merlo...

un segundo...
ya dijimos que Megan Fox NO!

se acaba el tiempo, una chance más...
SIIIII!!!!!! ERA SU AMIGO DE LA INFANCIA KEN!!!

No faltaron las emociones en el reencuentro, recordando viejas anécdotas de ese maravilloso viaje compartido. Ken le contó de su buen pasar como empresario en el sur del país, con acciones en diversas empresas del rubro petrolero. Bompty intentó, aunque no pudo ocultar sus frustraciones y pesares ante su amigo.

Bompty y su amigo en una charla sincera, donde las lágrimas corrieron como ríos ante la dura historia que el auto parlante contó con lujo de detalles, ante la atónita mirada de Ken.

Es por esto que Ken le ofreció sin compromisos probar suerte un tiempo en la patagonia, él se encargaría de que trabajo no le falte.
La charla duró poco, a Ken lo esperaba un vuelo privado. Según entendió Bompty, su amigo tenía que arreglar unas cosas con un tal Cristóbal o algo así.
El auto parlanchín no estaba muy convencido, siempre había vivido en climas cálidos, y el áspero frío patagónico no lo entusiasmaba. Pero al evaluar qué más lo retenía en la ciudad de la furia, decidió que unos meses en el sur no podrían ser peores que en Bs As.
Bompty se comunicó con Ken, quien movió un par de cuerdas, cobró un par de favores y le consiguió un laburito en el rubro del transporte.
Bompty tuvo que trasladarse a la ciudad de Comodoro Rivadavia, y es el día de hoy que forma parte del staff de vehículos de la empresa de trasporte Petrosar, llevando a obreros de la industria petrolera a distintas locaciones de trabajo.

Bompty dirigiendose al trabajo, pensando seriamente a qué gremio afiliarse, si los petroleros o los camioneros. Complicada decisión.

Todavía no es seguro que Bompty se quede de manera permanente en esta ciudad, los mantendremos al tanto, dentro de nuestras posibilidades.

Que loco Pastafroleros, pero así son las vueltas de la vida no???
Esperemos contar con novedades de Bompty a la brevedad, y que sean de las mejores.

Saludos Pastafroleros, próximamente, una milenaria receta de rosca pascua que se come solo en navidad, y toda la actualidad del mundial de la mano de nuestros corresponsales en Corea y Japón.

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